La tranquilidad de un portero no es un rasgo de carácter casual, sino un verdadero fruto del trabajo interior diario, y estoy convencido en repetidas ocasiones de que es la concentración en los momentos de estrés lo que decide el destino del equipo. Un portero debe aprender a estar no sólo preparado físicamente, sino también psicológicamente fuerte, porque un error y todo lo trabajado se pierde. Por eso, en los entrenamientos siempre os aconsejo que destinéis tiempo específico a ejercicios de concentración y autocontrol.
Comience con una respiración sencilla: cierre los ojos, respire profundamente por la nariz, exhale por la boca, contando lentamente hasta cuatro durante cada fase. Esto no es magia, sino una manera de “encender” la mente durante los momentos tensos de un partido, cuando todos alrededor gritan y se vuelven locos. A continuación, recomiendo ejercicios de concentración: por ejemplo, mirar una pelota o un punto determinado en la pared sin apartar la mirada durante un minuto y fijar la atención solo en ese objeto. Esto entrena la capacidad de ignorar el ruido y el caos que siempre ocurre en el área durante los penaltis.
Una práctica muy interesante es la visualización mental de momentos: imagínate en el área de gol en una situación difícil (un penalti, un centro, un mano a mano) y representa en tu cabeza no un escenario ideal, sino un desarrollo realista de los acontecimientos, junto con tus propias acciones. Cuanto más a menudo practiques estos pensamientos, más fácil será mantener la calma cuando un ataque real golpee desde todos los lados.
Para sentirte en control de tu cuerpo, debes practicar ejercicios de equilibrio con la pelota en tus manos, por ejemplo, pararte sobre una pierna o saltar mientras lanzas y atrapas la pelota; Esto obliga al cerebro y al cuerpo a trabajar en sincronía incluso bajo microestrés. Y también: ejercicios reactivos cortos, cuando un asistente lanza la pelota en diferentes direcciones sin previo aviso y tú la atrapas: esto es ideal para mejorar la concentración instantánea y el control de las emociones.
Recuerda: la calma de un portero es tu mejor arma. La fortaleza mental y la capacidad de mantener la concentración son tan importantes como la fuerza o la técnica, y son estas habilidades las que a menudo separan a un buen portero de una verdadera leyenda en la portería. No seas perezoso en entrenarlo todos los días, porque el sistema nervioso del portero es tu defensa invisible que no te fallará en el momento más caliente del fútbol.