La necesidad de un psicólogo en un equipo de fútbol moderno hace tiempo que dejó de ser un capricho de clubes ricos y, desde luego, no es una «moda extraña» venida de Europa. Se trata de una necesidad real que entiende perfectamente todo aquel que alguna vez ha pisado el campo en un partido importante y ha sentido cómo, en algún momento, las emociones, el estrés o la incertidumbre pueden ser más fuertes que la técnica y la preparación física. Desde dentro del equipo se puede observar como un ataque fallado o una pelea en el vestuario pueden derivar en una crisis a largo plazo en la que el tono baja, aparece la presión interna, los jugadores empiezan a perder la motivación y desde fuera solo se parecen remotamente al equipo.
Un psicólogo le ayudará a evitar este tipo de trampas. No se trata solo de una persona que «entiende el alma», sino de otro entrenador que sabe cómo restablecer la cohesión del equipo, enseñar a un jugador a volver a creer en su propia fuerza y a encontrar la concentración adecuada antes de un partido importante. Un psicólogo necesita una atención especial cuando trabaja con jóvenes, que a menudo se queman antes de su debut y no soportan las críticas ni la presión de la grada. Entre ellos se encuentran aquellos que se están recuperando de lesiones o que no han podido recuperar la confianza en sus acciones durante mucho tiempo.
El trabajo de un psicólogo es un delicado equilibrio entre la conversación individual y la motivación colectiva. Te enseña a relajarte, a concentrarte y a luchar contra el miedo a equivocarte o fracasar. La sinceridad, la comunicación abierta, la capacidad de encontrar palabras y estados de ánimo que reaviven la fe en el equipo: todo esto se prueba en la práctica en el campo, cuando el resultado se decide en el silencio antes de un penalti o un minuto antes del pitido final.
Por lo tanto, un psicólogo en el fútbol no es una novedad, sino una base moderna para el éxito, si realmente vives el juego y quieres ganar no solo con la física y la técnica, sino también con la cabeza y el espíritu de equipo.